Si existe un día contra las Guerras o contra la Violencia, cómo no va existir uno para los enamorados. Es, por supuesto, el 14 de Febrero, día del santo Valentín, que en el siglo III decidió seguir casando a las parejas enamoradas a pesar de la prohibición del emperador Claudio II.
Él dio la vida por el amor, y desde entonces, los amantes sueñan con hacer lo mismo por aquella persona a la que aman desesperadamente, aunque sólo sea por un día. Es la parte romántica de la leyenda de San Valentín. Otros, sin embargo prefieren ver la parte comercial de un día propicio para el gasto.
En cualquier caso, pocos son los que se resisten a tener un detalle, por pequeño que sea, hacia su pareja en el día más romántico del año. Y es que no nos engañemos, a todos nos gusta recibir la típica caja de bombones, el típico ramo de flores o, qué menos, un piropo con el que regalar nuestros oídos.
De acuerdo que no basta con ser un poquito más romántico el día de San Valentín. El amor hay que cuidarlo todos los días. Pero, al menos, por una noche hagamos algo especial.
Por ejemplo, pasar la noche en la suite de un hotel de lujo escaparse el fin de semana. Y si no quiere salir de casa recuerde que los detalles más sencillos son los que más éxito tienen: unos cuantos pétalos de rosa sobre la cama u una velada a luz de las velas nunca pasará de moda.
¿Qué no tiene pareja? Pues tampoco se preocupe. Es un buen día para que los solteros salgan a subasta. Una idea que, como la Sala El Confidencial de Madrid, llevarán a cano distintos locales en el día de San Valentín. Un día en el que el amor está en el aire.
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