El acusado ha declarado, en el juicio que se ha celebrado estos días, que no recordaba nada de lo sucedido. Su psicóloga le define como persona “alicaída y depresiva” y asegura que el día de los hechos pudo sufrir un brote psicótico provocado por una depresión y por la idea de que los médicos, que le fueron a vacunar, pretendían inyectarle un virus.
Abderrahman vivía sólo y no trabajaba. “La única conexión con el exterior era el centro de salud. Tenía una depresión profunda” según el informe psicológico que refleja también que llevaba varios días sin comer y dormir, los que “pudo derivar en un brote psicótico. Además, llegó a pensar que la Policía le perseguía por creer que era integrante de Al Qaeda.
Su abogado ha solicitado su absolución al considerar se le debe aplicar la eximente completa por trastorno mental, ya que a su juico, es inimputable. El Fiscal ha mantenido su petición de 30 años de prisión por considerar que “no hay duda” de que cometió los hechos con “ánimo de matar” a víctimas al azar.
Otro de los peritos ha destacado que en el momento de los hechos no tenía anuladas las capacidades, pero si alteradas gravemente por las ideas delirantes por el trastorno que sufría. Creía que no le estaban tratando bien una lesión de columnas que padecía.
La agresión se produjo en febrero de 2011 en el centro de salud de El Naranjo, cuando entró con un hacha y agredió a tres administrativas, una de ellas tiene incapacidad laboral por pérdida de visión y semiamputación de mano.
Comentarios