Más de uno ha escuchado esta canción y, levantando las manos al cielo, ha exclamado “¡por fin! ¡Los Dover vuelven al rock!”. A otros no les ha parecido tan duro… pero en cualquier caso “Too late” es lo último del grupo capitaneado por las hermanas Llanos, Cristina y Amparo, así que es buen motivo para repasar su carrera llena de altibajos pero sobre todo con mucho éxito. Una aventura que empezaba hace justo dos décadas.
En 1995 comienza la carrera discográfica de uno de los grupos de rock más seguidos en nuestro país en los últimos veinte años. “Sister” es el álbum, “Come with me” alguno de sus temas. Pero el inicio no fue muy fastuoso, sólo venden 700 copias. Algo irrisorio… Nada hacía presagiar lo que vino dos años después, cuando multiplican por más de mil ese número.
“Serenade”, primer sencillo del disco, empieza a sonar en los circuitos musicales alternativos, no sólo en los del rock. Las letras en inglés les dan un plus para ese público al que se dirigen. Pero a ese éxito se une uno mayor, que empiecen a sonar también en radios comerciales. No paran. Incluso se cuelan en un anuncio de bebidas.
Esto era “Devil came to me”, que nombra al disco. En medio del éxito los Dover se mantienen con duro trabajo y otros dos años más tarde, en el 99, publican “Late at night”, que seguía la senda del rock bien montado, guitarrero y rabioso. El primer sencillo daba testimonio de ello, “DJ”, y con el segundo, “Cherry Lee”, volvieron a explotar el efecto “banda sonora de anuncio”.
Otros dos años pasaron para disfrutar del cuarto disco, más internacional pero quizás algo menos fresco. Eso sí, todavía con mucho rock como el de “King George”, que también marcó un hito en la historia de los madrileños.
En 2003 Dover vuelve a la escena, pero esta vez con un pequeño cambio. El sonido ya no es tan directo, tan saturado, tan duro… “The flame”, con disco homónimo, no vendió tanto como sus predecesores, no tuvo mucho éxito y una sombra, la de la palabra “pop”, empezaba a sobrevolar al grupo.
Y entonces, en 2006, esa sombra que perseguía al grupo, la del “sonido pop”, acabó por engullirles. La polémica fue, y sigue siendo, astronómica. “Follow the city lights” no tenía absolutamente nada que ver con el sonido al que nos acostumbraba. “Let me out” era, eso sí, un buen ejemplo de música electrónica.
No recuperaron el éxito ni las ventas anteriores, pero vaya, consiguieron salvar los muebles y de hecho recibieron varios reconocimientos. La verdad es que una vez producidos no sonaban mal, aunque en directo empezaron a tener problemas ante algunos auditorios. Después intentaron reinventarse, otra vez, pero con el extraño disco “I ka kené” y el single también anómalo “Dannayá”, con el que vendieron sólo 5.000 copias y básicamente pasaron desapercibidos.
Después de esta absoluta rareza, que incluso algunos fans de Dover desconocen, nos despedimos con el penúltimo trabajo de la banda, con el que recuperaban el sonido electrónico pero no el rockero, que tardaría unos añitos más en volver.
Comentarios