James Joseph Brown nació en una granja de un barrio marginal de Carolina del Sur en el año 1933. Como su familia era muy pobre, siendo adolescente empezó a trabajar en lo que saliera hasta que su madre les abandonó y su padre no reparaba en lo que hacía su hijo, ya fuera como limpiabotas o robando piezas de coches. Antes de los 20 ya había sido detenido por robo a mano armada y pasó tres años en la cárcel, más otros tres de reformatorio. Fue entonces cuando le acogió la familia del cantante Bobby Byrd, quien le lanzó al estrellato gracias a su grupo de música de gospel y R&B, con el que publicó el single “Please, Please, Please”.
James Brown no tardó en darse cuenta de que había nacido para la música y en 1958 lanzó su primer número uno “Try me”, al que le siguieron otros como “It’s a Man’s, Man’s, Man’s World”, ya marcados por el inconfundible estilo de esas percusiones de Nueva Orleáns y que desde entonces fueron su sello personal.
Así se disparó una carrera de éxitos, que no dejaban de acumularse para consolidar a esta estrella del soul. Sin embargo, a mediados de los 60 su originalidad le llevó a crear un nuevo estilo: el “funk”. Esto fue toda una revolución, no sólo musical sino social, ya que temas como “Say it loud I’m black & proud” imprimen con rotundidad el orgullo de ser negro, por lo que fue censurado incluso en algunas emisoras de radio racistas.
En los albores de los 70 Brown comenzó con la joven banda The Pacemakers, que acabó denominándose The JB’S y con la que bautizaron temas archiconocidos como “Sex Machine” o “I got You (I feel good)”. Canciones que, según la revista Rolling Stone, pertenecen a la lista de las 500 mejores canciones de todos los tiempos.
Una de las características del rey del sol es que escogía muy bien el momento de sus grabaciones, ya que escribía en la carretera entre actuación y actuación. Por algo se ganó el título de “trabajador más duro del mundo del espectáculo”. En el apogeo de su carrera llegó a ofrecer más de 300 conciertos al año, por lo que solía alardear; así como de su férrea disciplina con multas por retrasos, descuidos indumentarios, fallos musicales… que en ocasiones rozaba la violencia.
Desde luego el control de las emociones no era un traje para Brown, En 1988 volvió a la cárcel por exceso de velocidad y consumo de drogas. Aunque al salir, tras la muerte de su primera esposa, fue arrestado otra vez por tenencia de armas y consumo de drogas a los pocos días de haber salido de una clínica de desintoxicación. Después volvió a casarse, pero fue declarado culpable de maltrato a su segunda esposa en 2004, por lo que pagó una sanción de mil dólares. Dos años más tarde, con 73 años, su “máquina” se paró debido a un infarto. Sin embargo, su legado ha sido inspirador para artistas como Mick Jagger, David Bowie, Prince o Michael Jackson. Por todo ello, y mucho más, se ha ganado un espacio propio en el olimpo de los Divos Divinos.
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