Es el sector tradicional por antonomasia, el del libro, el de toda la vida. Pero ahora que volvemos a celebrar su Día Internacional, que volvemos a regalar historias, testimonios, vivencias… no sabemos si hacerlo en un trozo de papel o en una pantalla de grosor milimétrico.
Y es que el libro electrónico ha abierto una alternativa desconocida, otra forma de entender la lectura. Alternativa, porque a pesar de que tendemos a enfrentar la novedad con la tradición, desde este nuevo sector no se ven como “el enemigo”, sino como “el complemento”.
Así lo ve José Luis Pérez Tomé, “country manager” de la empresa ARCHOS en España y Portugal. Según este representante de los “eReader”, los dispositivos de lectura, hay que diferenciar la lectura reposada, disfrutando del contenido y del continente, de una lectura más “casual”. También muestra las ventajas prácticas de no tener cuatro libros a la vez.
Lo cierto es que desde hace dos años, las ventas de libros electrónicos no han parado de crecer. Sin embargo las librerías tradicionales, más allá de las grandes superficies, no acaban de incluir este producto en su oferta. Algo lógico, según Pérez Tomé, aunque piensa que la propia tendencia del mercado obligará a que se implanten cada vez más estos dispositivos.
Esos reparos se comprueban en cualquier librería, como Punto y Coma, en el centro de Leganés. Fernando Gayo, su propietario, con 26 años de experiencia, insiste en que se trata de dos públicos distintos: el lector, que podrá valerse de la electrónica por comodidad, y el amante de los libros, que no sucumbirá a esta nueva tendencia.
Fernando Gayo cree que el incremento de las ventas de los “eReader” se debe al impacto de la novedad y a una extensa campaña publicitaria en la que los libreros notan cierta agresividad. Con todo, prevé que los niveles de ventas electrónicas se estancarán en un cierto nivel. Aun así, a Fernando le surgen varias dudas sobre estos dispositivos: ¿y si se estropean? ¿Y si tenemos más libros de los que podemos leer? ¿Y si nos lo roban?
En definitiva, los “eReader” son lectura, sí, pero no son un libro. Y nunca podrán ocupar ese espacio si quiera romántico que tienen en nuestras vidas. Unas ventajas inmateriales pero que son completamente personales e intransferibles.
En cualquier caso, defiendan una visión más romántica o una más práctica de la lectura, lo cierto es que se trata de uno de esos grandes misterios que nos hacen perder el control en un viaje que ni siquiera termina con la palabra “fin”.
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