Una curiosidad de algunas palabras es que muchas veces, a medida que se usan, pierden su verdadero significado y adoptan interpretaciones que distan mucho de sus orígenes. Cuando hablamos de excelencia salivamos en exceso y parece que estemos degustando un solomillo de categoría, a los políticos les pasa mucho y vaya si se regocijan cuando han de catalogar lo que quiera que sea como “excelente”. Por supuesto no es para menos, hablar de excelencia es hablar de lo óptimo...Leer más.
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