Iván Carabaño Aguado, jefe de servicio de Pediatría del Hospital Universitario Rey Juan Carlos de Móstoles, define esta teoría como “un nuevo concepto, cercano al optimismo, y que tiene mucho que ver con lo que hacemos durante los mil primeros días de vida”. “Si hacemos las cosas bien en esa etapa, gozaremos de la mejor salud posible el resto de los días” apunta.
Las enfermedades no transmisibles (enfermedad coronaria, insuficiencia cardíaca, cáncer…) son la causa principal de muerte en países del primer mundo pero “este grupo de enfermedades se puede prevenir, a través de la divulgación de unos estilos de vida saludables que serán especialmente importantes en nuestros primeros tres años de vida”, recuerda el especialista.
Este concepto de la “Ventana de la oportunidad” está también relacionado con el de la epigenética. “Es distinta de la genética” explica Carabaño “ya que la epigenética es un grupo de genes que permanecen dormidos, sin expresarse, hasta que se dan una serie de circunstancias”. De los factores epigenéticos, los mejor estudiados son los relacionados con la alimentación; “por ejemplo, si consumimos proteínas en exceso durante los tres primeros años de vida, las células grasas de nuestro cuerpo crecerán en número y tamaño, y favorecerán que seamos obesos. De igual modo, un consumo deficitario de grasa buena” durante ese período de tiempo, modulará la resistencia a una hormona llamada leptina, y pasaremos a tener menor sensación de saciedad”, apunta el jefe de servicio de Pediatría del Hospital Universitario Rey Juan Carlos de Móstoles.
La cuestión, por lo tanto, es saber si es correcta la alimentación durante la infancia; en este punto, en el estudio ALSALMA 2.0 se ha visto que en parte sí, pues al menos el 70% hace una adecuada dieta mediterránea, pero los principales problemas surgen si analizamos lo que comen: “hay un consumo muy elevado de proteínas y bajo de “grasa buena” y estos dos factores posiblemente sean dos de los responsables de nuestras altas tasas de obesidad y sobrepeso infantiles” señala Carabaño que recuerda que “a los médicos nos preocupa especialmente el consumo excesivo de sodio, y deficitario en vitamina D”.
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