Francisco José Soria Perdomo, jefe del Equipo Médico de Apoyo Quirúrgico del Hospital Sur de Alcorcón y adjunto del Servicio de Geriatría del Hospital Infanta Elena de Valdemoro, cree que uno de los riesgos de está época es la hipotermia (disminución de la temperatura corporal normal del cuerpo humano), por ello en momentos de frío extremo “debemos vigilar la posibilidad de temblor, escalofríos o alteraciones de frecuencia cardíaca o frecuencia respiratoria baja, pues nos harán pensar que puede haber un problema de salud”; para prevenirlo se aconseja resguardarnos dentro de nuestros domicilios evitando salir en épocas de temperaturas más extremas o usar vestuario apropiado.
Además, no debemos olvidar que de la época invernal también conlleva un riesgo de deshidratación, a lo que “además sumamos el uso de tratamiento diurético y la baja ingesta de líquidos” por lo que “podemos recurrir al consumo de líquidos a temperaturas más altas”.
También son un riesgo las lesiones de la piel por el frío, pues esta época es una de las en las cuales se produce contracción de la circulación y por ende pérdida de tejido vivo en extremidades o rostro, es conveniente mantener un adecuado cuidado de piel ante temperaturas extremas.
“a Sociedad española de Dermatología y Venereología publica en su página web el decálogo de medidas a realizar para el cuidado de piel en invierno donde destaca el prevenir y combatir la deshidratación acentuada por el frío, no olvidar que debemos recurrir a protección solar, disminuir la ingestión de alcohol y el consumo de tabaco.
En estudios realizados en distintos lugares del mundo con variaciones estacionales se aprecia aumento de caídas en el invierno, “sobre todo cuando se toma en cuenta que el ambiente puede representar hasta el 50% de los factores de riesgo de caídas en los mayores”. Por ello es conveniente usar siempre calzado adecuado, caminar acompañado si tiene inestabilidad o si usa bastón, que tenga una superficie de goma para mejor adherencia.
Igualmente, cada año en España, y coincidiendo sobre todo con la bajada de las temperaturas, los servicios de urgencias atienden un mínimo de 2.000 personas intoxicadas por monóxido de carbono, de las cuales fallecen entre 50 y 100, el 75% de ellas en el propio lugar del suceso, según datos de diversos estudios.
“La intoxicación por monóxido de carbono puede mostrar síntomas como dolor de cabeza, nauseas, vómitos, mareo, cansancio o dificultad para la movilización” apunta Soria Perdomo, que recuerda que, para prevenir dicha intoxicación, es bueno que haya “un seguimiento exhaustivo de las instalaciones de calefacción. Si se usa algún combustible para calefacción debe garantizarse que haya buena ventilación“.
El tratamiento de las intoxicaciones por monóxido de carbono se inicia en el mismo lugar del incidente, administrando oxigenoterapia a altas concentraciones.
Los calentadores, en especial braseros tradicionales, deben alejarse de superficies potencialmente susceptibles de incendio y también debemos revisar la presencia de extintores en nuestros domicilios.
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