Algunas personas usan la palabra "dermatitis" como sinónimo del eccema, pero este término no les suele gustar mucho a los dermatólogos, “por ser ambiguo” matiza Araceli Sánchez Gilo, dermatóloga del Hospital Universitario Rey Juan Carlos de Móstoles, “sólo lo solemos usar, si detrás va colocado el tipo de dermatitis a modo de "apellido": atópica, seborreica…”
Es importante destacar, que todos los eccemas no son alérgicos. “De hecho, sólo una minoría lo son: hay muchos tipos de eccemas, el más frecuente es el eccema atópico, que hoy en día es muy habitual entre los niños y requiere cuidados especiales en cuanto a higiene y a hidratación” explica la dermatóloga. También es muy frecuente el eccema seborreico, que aparece sobre todo en la cara y en el cuero cabelludo, “empeorando en estados de estrés y con el frío”; por último, cabe destacar el eccema de contacto, aquí se diferencian dos grupos, los irritativos y los alérgicos. “Los primeros aparecen por contacto continuado con una sustancia que daña nuestra piel y los eccemas de contacto alérgicos se desarrollan si se toca con una sustancia a la que somos alérgicos”.
Se deben distinguir los eccemas de otras enfermedades que no lo son y nos pueden confundir por su similitud en la forma de aparición. “Por ejemplo, las tiñas, que son contagiosas y es importante su tratamiento para evitar que se extiendan o se contagien” reconoce Sánchez Gilo que también recuerda que “los eccemas no se contagian y no hay que tomar medidas para evitar el contacto con los pacientes que presentan eccemas”.
El tratamiento por excelencia son los corticoides tópicos (cremas, pomadas...), aunque a veces, son tan extensos que requieren tratamiento sistémico con inyecciones, comprimidos… “También son muy importantes los cuidados generales, por ejemplo, evitar actividades en condiciones de humedad constante o contacto con sustancias irritantes, protegerse frente a estas situaciones con el uso de guantes, hidratación...” enumera la especialista.
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