Aproximadamente el 60% de los pacientes con cáncer reciben radioterapia en algún momento, a lo largo de su enfermedad, como parte de la terapia oncológica. La radioterapia es un tratamiento exclusivamente local que, en multitud de ocasiones, este tratamiento se asocia a otros como la cirugía, la quimioterapia, la hormonoterapia y la inmunoterapia, con el objetivo de aumentar el porcentaje de curaciones.
Pilar Samper Ots, jefa de Servicio de Oncología Radioterápica del Hospital Universitario Rey Juan Carlos de Móstoles, explica que hay varios tipos de radioterapia: si tenemos en cuenta el momento en el que se realice puede ser neoadyuvante, exclusiva, adyuvante, concomitante o intraoperatoria; si tenemos en cuenta donde este la fuente que produce radiación, sería externa o interna o braquiterapia; si analizamos la intención del tratamiento puede ser intención curativa o paliativa. “Aproximadamente el 75% de los tratamientos que se realizan son con intención curativa y un 25% con intención paliativa” apunta Samper Ots.
Cada tratamiento de radioterapia es individualizado para cada paciente, “está diseñado específicamente” remarca la doctora, con análisis y estudios previos para evaluar la extensión de su enfermedad y decidir el volumen que debe irradiarse y a qué dosis. Tras las sesiones, se realiza un seguimiento donde e paciente debe realizar revisiones periódicas con el oncólogo radioterápico para valorar el resultado del tratamiento y los efectos secundarios tardíos.
En los Servicios de Oncología Radioterápica trabajan médicos, radiofísicos, enfermeras, técnicos de radioterapia, personal auxiliar y administrativo.
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