El número de familias que realizan una planificación semanal del menú ha descendido, según los expertos, y se ha pasado a las llamadas “improvisaciones” lo cual conlleva desequilibrios nutricionales; además la promoción de alimentos en la publicidad afecta a las preferencias de los niños y a lo que acaban comprando los padres.
La elaboración de la lista de la compra debe basarse en varios aspectos; el primero sería la elaboración de un menú semanal, ya que “una buena previsión de los alimentos a consumir en una semana permite hacer una compra dirigida y razonable adaptada a las necesidades de cada familia. La frecuencia de consumo de cada grupo de alimentos debe basarse en la recomendaciones de la pirámide de la alimentación” apunta Enrique La Orden Izquierdo, gastroenterólogo infantil del Hospital Infanta Elena.
Igualmente hay que tener en cuenta el número de veces por semana que se acudirá a realizar la compra; el motivo es que una frecuentación mayor permitirá comprar productos frescos para consumo en 1-2 días. “Si la disponibilidad es menor es preferible comprar productos “más duraderos” confirma La Orden.
Igualmente, el presupuesto familiar es fundamental por ello hay que “comparar precio y calidad sin dejarse llevar en exceso por las ofertas de grandes superficies y otras estrategias de venta” dice el gastroenterólogo; otro consejo, que ayuda a la salud pero también al bolsillo es la elección de alimentos de temporada: “son más sanos, más baratos y más ecológicos” resume La Orden; pero junto con todo lo anterior no hay que olvidar los gustos familiares de los integrantes de la familia y se debe aprovechar la compra para enseñar a nuestros hijos a hacerla.
Junto con los consejos previos a la realización de la compra, es fundamental estar atentos al etiquetado nutricional, regulado por la Unión Europea, que tiene como objetivo es lograr una alta protección de los consumidores a través de una libre circulación de alimentos seguros y saludables junto con una adecuada información al consumidor.
El etiquetado nutricional debe incluir de manera obligatoria: la denominación del alimento, la lista de ingredientes y sus cantidades, la fecha de duración mínima o la fecha de caducidad, condiciones especiales de conservación/utilización, procedencia, así como la información nutricional, incluyendo en el etiquetado la presencia o no de sustancias o productos que puedan causar alergias o intolerancias. La información nutricional obligatoria incluirá el valor energético con cantidades de grasa y origen, ácidos grasos saturados, hidratos de carbono, azúcares, proteínas y sal. Podrá completarse de manera opcional con: cantidad de ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados, polialcoholes, almidón, fibra alimentaria, vitaminas y oligoelementos.
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