Francisco José Soria Perdomo, jefe del Equipo Médico de Apoyo Quirúrgico del Hospital Sur de Alcorcón y adjunto del Servicio de Geriatría del Hospital Infanta Elena de Valdemoro, define la depresión como “un trastorno mental frecuente, que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración”.
La prevalencia de la depresión en el anciano puede llegar hasta 20% y en los ancianos institucionalizados en centros geriátricos aumenta hasta un 27%, además muchas de las personas han tenido síntomas depresivos antes en su vida y otros presentan síntomas a partir de los 80 años.
“Habitualmente la depresión es mayor en las mujeres, casi el doble” apunta Soria Perdomo “sin embargo, en los ancianos, esta proporción se iguala e incluso llega a invertirse en los mayores de 80 años, en los que se atribuye una mayor fragilidad al varón”.
Entre los síntomas, aparecen cambios de peso, insomnio o exceso de sueño, trastornos psicomotores, cansancio, sentimientos de pérdida de la autoestima, culpa, pérdida de la habilidad para concentrarse e “ideas recurrentes de muerte o suicidio” según el especialista.
Existen varias diferencias entre la depresión del adulto y la del anciano, como la escasa expresividad de la tristeza., tendencia al retraimiento, dificultad para reconocer los síntomas depresivos, deterioro cognitivo, mayor frecuencia de síntomas psicóticos, delirio, trastornos conductuales posibles o irritabilidad.
Además, entre los factores de riesgo que tienen los mayores para deprimirse hay muchas enfermedades, como las arteriosclerosis, o cambios inflamatorios, endocrinológicos y cambios inmunológicos que comprometen áreas cerebrales que aumentan la vulnerabilidad a la depresión.
Una de las preguntas más comunes es si la depresión puede estar relacionada a fármacos y el médico confirma que “ciertos antihipertensivos, corticoides, tratamientos hormonales o tratamientos antineoplásicos” pueden producirla; igualmente es interesante el diferenciar la depresión de la tristeza o el duelo: “los síntomas depresivos permanecen en el tiempo y constituyen un grave problema que obstaculiza las actividades diarias” señala Soria Perdomo.
Para prevenir la depresión se recomiendan actividades sencillas que sean agradables y que se puedan disfrutar, mantenerse motivado para dichas actividades, mantener una rutina sana y actividades que estimulen la mente y sostener un contacto con la familia y los amigos.
El tratamiento de depresión está dirigido a reducir los síntomas de depresión, la prevención del suicidio, mejorar el estado cognitivo y el estado funcional y ayudar a los pacientes a desarrollar las habilidades necesarias para relacionarse con sus limitaciones funcionales y las problemáticas psicosociales. Las terapias conductuales deben combinarse con la terapia farmacológica.
Comentarios