“Puede que con estos cambios que se sitúan en el cuerpo, aparezcan otras sensaciones, los significados y el contenido erótico pueda ser desplazado, y alguna mirada sobre el cuerpo propio y el ajeno sea diferente” explica Miriam Sobrino Olmedo, matrona del Hospital Rey Juan Carlos de Móstoles y Sexóloga en el Centro Sexorum.
El embarazo y el parto colocan al cuerpo en una situación excepcional: “los pechos, los genitales en la mujer se exponen y pasan a ser transitados por ginecólogos, matronas, son explorados, a veces desgarrados y cosidos, observados de una manera muy distinta y alejada de la intimidad de los encuentros eróticos” enumera Sobrino.
Es por esto que, en ocasiones, los especialistas recomiendan que la pareja vuelva a colocar contenido erótico en el cuerpo y reintroducirlo de nuevo en un contexto de intimidad alejado de la asepsia sanitaria que suele dominar estos procesos. “Pero cambia mucho más que el cuerpo y las miradas sobre él, los tiempos, el cansancio, las necesidades que tiene el cuidado del hijo, los vínculos con las familias de origen…” recuerda la sexóloga que recalca que los cambios no tienen que suponer que algo va mal.
Sobrino recomienda variaciones en las costumbres sexuales, en los escenarios de los encuentros… pero sobre todo adaptarse a la nueva realidad. “Esforzarse en que sea como antes resulta un intento que puede ser frustrante y generar malestares, pero que además nos hace presuponer que lo que había antes es lo deseable ahora”.
Desde este planteamiento de la sexualidad o la erótica surgen consejos que hablan de “cuándo reiniciar las relaciones, de cómo retomar o recuperar la sexualidad, se prescriben tiempos, ritmos e incluso el deseo, lo que apetece o no apetece trata de establecerse en términos de deberías”.
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