“La enfermedad por reflujo es un desorden prevalente en la población anciana y está descrito en la población americana donde hasta el 6 al 17% de la población mayor y 20% de la población general tienen dicha enfermedad”, explica Francisco José Soria Perdomo, jefe del equipo Médico de Apoyo Quirúrgico del Hospital Sur de Alcorcón y Médico Geriatra del Hospital Infanta Elena.
Existen síntomas como la percepción de ardor en la parte de atrás del esternón (“pirosis”) y la sensación de que regurgitamos la comida aparece en la mayoría de los casos. “Cuando el reflujo alcanza la parte alta del esófago puede haber síntomas relacionados a la afectación de la garganta así como afectación respiratoria, aunque estas molestias son mucho menos frecuentes”, apunta el doctor.
Los cambios en la fisiología esofágica predisponen a mayor daño esofágico al anciano además de una desconexión frecuente entre lo que el paciente tiene y las posibles lesiones que pudiese haber en el esófago por lo que debemos siempre observar presencia de síntomas y su evolución en el tiempo.
La pérdida de peso y la alteración o dificultad para la deglución pueden hacer pensar en complicaciones por lo que deben hacernos consultar al médico. Entre los consejos: comer varias veces al día y cuidar su dieta evitando el excesivo consumo de café (el descafeinado también es irritante), las bebidas gaseosas o cítricos, evitar el sobrepeso y que “después de comer o cenar, evite ir a la cama inmediatamente, porque eso hace que al inclinarlos el contenido gástrico pase al esófago con la consiguiente sensación de amargor bucal por la mañana”.
“Si en las noches al tumbarse tiene molestias, intente levantar un poco el cabecero de la cama, aumentando con almohadas pera que la cabeza este mas alta que el cuerpo” avisa Soria Perdomo.
Entre los alimentos que pueden ayudar a combatir reflujo se encuentran la avena o las frutas que no son ácidas (como el plátano o el melón), los pescados, el pollo o el pavo pueden ayudar siempre que no vayan muy condimentados
Ante la pregunta qué hacer si no hay mejoría del reflujo tras los cambios en la rutina diaria, habrá que usar medicación y en aquellos pacientes en los que hay lesión del esófago o síntomas persistentes a pasar del tratamiento se pueden plantear alternativas como la cirugía.
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