Iván Carabaño Aguado, jefe de Servicio de Pediatría de los Hospital Rey Juan Carlos y General de Villalba, y Sonsoles Galán Arévalo, coordinadora de Neonatología del Hospital General de Villalba, han explicado que una Unidad de Neonatología es “un lugar donde se atiende de forma integral a los niños menores de 28 días de vida que necesitan estar ingresados”. Se trata de un lugar donde la tecnología tiene gran importancia, pero no es menos importante en estos pacientes la atención humana. “De hecho, en los últimos años se habla de manera creciente del método canguro y los cuidados centrados en el desarrollo con ambiente silencioso, oscuro, con mínima manipulación, en el que se prima el contacto piel con piel” explicó Galán Arévalo.
Al entrar en estas unidades, sorprende los “aparatos” que nos podemos encontrar en una Unidad de Cuidados Intensivos Neonatal. Hay incubadoras ya que el recién nacido es muy sensible a los cambios de temperatura. “Se puede conseguir un efecto incubadora si el bebé está en contacto piel con piel con la mamá o el papá”, apuntan.
También hay respiradores debido a que la inmadurez de los recién nacidos prematuros les afecta especialmente a los pulmones. “Por eso, a veces los médicos les ayudamos artificialmente a respirar. Lo suyo es ayudarles el menor tiempo posible. A veces, les instilamos directamente a los bronquios un medicamento llamado surfactante, que ayuda a que los pulmones se muestren más elásticos, menos rígidos”, completa Carabaño.
“Al lado de su hijo puede haber una pantalla con distintas mediciones que nos resultan de gran utilidad para saber el estado de su hijo”, apunta la coordinadora de la unidad que también recuerda la presencia de electrodos. “Son esos dispositivos circulares que se adhieren a distintas zonas de la piel del recién nacido, y sirven para detectar el ritmo cardíaco”.
Igualmente aparecen lámparas de fototerapia: fuentes de luz que “aceleran la eliminación de un pigmento amarillo que a veces se acumula en los recién nacidos, y que se llama bilirrubina”. “La tecnología, insistimos, es un elemento esencial, pero no lo es menos la calidad humana y la calidez. Hay un tratamiento al que todos respondemos: el afecto”, concluye Sonsoles Galán Arévalo.
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