Uno de los aspectos que analizar es la importancia de los selladores. “Esta técnica consiste en la colocación de una resina especial en la superficie masticatoria de los molares permanentes (especialmente los primeros que salen entre los 6 y 7 años) para que no acumulen restos. Es de los pocos tratamientos que aún cubre la Seguridad Social y no siempre está indicado” explica José Manuel Fernández, odontólogo de la Clínica Oporto Dental..
En este aspecto, la atención especial en aquellos niños que usan con frecuencia medicamentos tipo inhaladores por problemas respiratorios (asma, bronquitis…) es algo que cada vez se contempla más como desencadenante de la caries.
Entre las noticias positivas, “podemos hablar algo de la esperanza que tenemos en la aparición de vacunas contra la caries, apunta Fernández.
El segundo gran problema que vemos en niños es la presencia de maloclusiones, lo que comúnmente conocemos como “dientes mal colocados”. La ortodoncia actúa aquí en diferentes fases: desde que son muy pequeños, fomentando el uso correcto de biberones, chupetes, evitar chupar el dedo…: luego, a partir de los 2-3 años, cuando se detectan problemas de colocación de dientes o de maxilares debido a hábitos perniciosos (“morderse las uñas, chupar bolis…”) o por un tipo de respiración por la boca que pueden dar lugar a paladar estrecho; a los 7-8 años: algunos niños ya presentan maloclusiones establecidas que pueden requerir una primera fase de tratamiento para corregir el problema o evitar que se agrave y, posteriormente, con 12-13 años, es cuando más se realizan tratamientos de ortodoncia por ser una edad idónea al acabar el recambio de las piezas de leche; si bien hoy no hay edad límite para tratamientos de ortodoncia.
Finalmente se pueden reseñar dos problemas minoritarios “pero muy importantes por sus consecuencias”: el apretamiento y rechineo de dientes (bruxismo infantil) y la apnea del sueño.
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