Los virus (Rotavirus, Adenovirus, Calicivirus, etc.), las bacterias (Salmonella, Campylobacter...) y parásitos (como el Giardia lamblia) son los principales causantes en países desarrollados. El contagio es por contacto con otra persona afectada (vía digestiva o vía respiratoria), por beber agua no tratada correctamente o por ingesta de alimentos en mal estado. “Así que cuidado al viajar con el agua no embotellada o con los hielos o en la pérdida de la cadena del frío en los alimentos, donde hay que tener ojo con las salsas, la carne picada, los productos de pastelería o el huevo” apunta Iván Carabaño, jefe de Servicio de Pediatría del Hospital Rey Juan Carlos de Móstoles.
Los efectos son fiebre, dolor abdominal, vómitos y diarrea, y en cuanto a las heces, explica Carabaño, “lo típico es que tengan menor consistencia y que se emitan más de tres veces al día. Pueden contener moco, sangre o pus”. Eso indica que se ha afectado el intestino grueso, pero no añade más gravedad al cuadro que, por norma general, suele resolverse en poco tiempo (3-5 días), si bien a veces se prolonga durante dos semanas.
La principal complicación es la deshidratación, que es más frecuente en los niños pequeños y en los ancianos, que se produce cuando la entrada de líquidos en el organismo es menor que las pérdidas. “Por ello, hay que sospechar deshidratación si su hijo tiene la boca seca, los ojos hundidos, llora sin lágrima, no orina, está decaído o se acelera el ritmo del corazón” recalca el pediatra.
“Lo principal es reponer las pérdidas con un suero de rehidratación oral, no con bebidas isotónicas edulcoradas. Además de esto, se recomienda reintroducir precozmente la alimentación, siempre y cuando el niño no vomite mucho” explica el jefe de Pediatría del Hospital Rey Juan Carlos. Actualmente se prefiere seguir una dieta normal para edad, antes que la dieta astringente, que suele ser mal percibida por los niños y si el niño es muy pequeño, se aconseja que siga con su leche habitual, y si toma pecho, con lactancia materna.
“Si tiene mal estado general, más de lo que el sentido común le indique como normal, si tiene dolor abdominal intenso que no cede con los calmantes habituales, si vomita más de tres veces al día, si emite más de siete deposiciones al día o si le parece que puede estar deshidratado” es conveniente acudir a su médico aconseja Carabaño.
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