Llegados desde muchos puntos de Madrid como la capital, Leganés o Serranillos del Valle, una treintena de joyas sobre cuatro ruedas desfilaron por las calles de Fuenlabrada. Era la segunda concentración de coches clásicos organizada por la Asociación Vecinos Fuensur, y volvieron a reinar los 600 de todos los colores. Al símbolo del desarrollismo español se sumaban los 1.500, los SIMCA y hasta coches de importación como el Peugeot 201, un automóvil que lleva 75 años dando guerra en la carretera.
Todos estos coches tienen en común el mimo con el que sus propietarios los cuidan y el esfuerzo económico que supone tenerlos siempre a punto con recambios específicos y difíciles de encontrar. Aún así, todos estos conductores están más que encantados con la recompensa de circular sobre vehículos casi de museo.
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