Son los que integran la plantilla de la que era el ejemplo de buen funcionamiento, “la fábrica espejo”, visitada por los propios directivos de Coca Cola en Atlanta. Nada ha frenado el cierre y ni el despido de una plantilla que ha echado un pulso desigual para mantener sus puestos de trabajo. Ahora, les toca aceptar condiciones menos ventajosas que los que sí aceptaron la baja voluntaria y mantener la esperanza en la impugnación del ERE. Desde CCOO se dice que la decisión sirve para “enconar más el conflicto”.
Ni la huelga, ni las marchas reivindicativas, ni el apoyo popular y político, ni siquiera la impugnación del ERE ante los tribunales la pasada semana, han conseguido parar la decisión inicial de la empresa de cerrar la planta de Fuenlabrada, junto con otras tres en el resto de España.
Los sindicatos esperaban que con la gran adhesión a la propuesta de bajas voluntarias incentivadas y el descenso de edad en la prejubilación, se desistiera de cerrar la planta de Fuenlabrada.
Nada de esto ocurrió cuando este martes los trabajadores descubrían en sus cuentas bancarias la indemnización: 33 días por año, un total de 24 mensualidades y más 700 euros de “compensación”, ya que la empresa no ha respetado el plazo de comunicación del despido, según los sindicatos.
Pero para Juan Carlos Asenjo, miembro del Comité de Empresa de Casbega en Fuenlabrada, eso no es el fin. Con esta decisión sólo hacen enconar más el conflicto y advierte “que se vayan preparando” para lo que viene ahora.
Desde CCOO se anuncia que el dinero ingresado por la empresa “no se tocará” porque “cuando se declare nulo el ERE habrá que devolverlo” y aseguran que continuarán con la lucha. Acusan a la empresa de “desvirtuar la realidad mediante campañas publicitarias y mediática”.
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