El pianista y compositor Tito García González nos descubre la cara más desconocida de uno de sus referentes, Brahms. Niño que ya daba conciertos con 10 años en la compañía de marinos borrachos o prostitutas. Hiperperfeccionista, amante de la poesía, provocador y sin creencias religiosas, a él le debemos una de las nanas más hermosas de la historia que nació como declaración a un amor imposible.
Comentarios