“Están dirigidos sobre todo a personas que se encuentran desempleadas y que quieren mejorar su capacidad para insertarse laboralmente, pero también pueden beneficiar a trabajadores que se encuentren en situación de mejora de empleo o de replanteamiento profesional” apunta Pilar Juárez, técnico de empleo del ayuntamiento de Parla que recuerda que “es fundamental que la persona que lo inicia este motivada para realizarlo y que se comprometa a seguirlo, nadie puede aprender si no desea hacerlo o si no está convencido de que la actividad que realiza es útil”.
El itinerario se inicia con una entrevista de diagnóstico donde el técnico de empleo tiene un primer contacto con la persona interesada y realiza una evaluación socio-profesional, “se trata de detectar los puntos fuertes y los puntos débiles”, es decir aquellas competencias tanto personales como profesionales donde el trabajador puede apoyarse y aquellos aspectos que es necesario mejorar.
A partir de este diagnóstico se definen una serie de acciones encaminadas a la mejora de la empleabilidad: elaboración del perfil profesional, orientación laboral, profesional y/o formativa y el diseño del itinerario en sí que suele centrarse en el desarrollo de competencias pre-laborales (habilidades sociales y personales), competencias técnico-instrumentales (conocimientos informáticos y técnicas para la búsqueda de empleo), competencias formativas, mejora de los estilos de búsqueda de empleo, conocimiento del entorno laboral y del sector donde se desea desarrollar la profesión y el conocimiento y entrenamiento de los procesos de selección.
“El técnico presenta al trabajador su propuesta de itinerario basándose en el diagnóstico realizado, junto con una planificación y temporalización de las acciones” explica Juárez; tras llegar a un acuerdo se realiza la firma de compromiso por parte de ambos. Este paso es importante porque aquí entran en juego la responsabilidad y la motivación y durante todo el proceso el trabajador estará acompañado y tutorizado por el técnico que le irá derivando a los recursos necesarios.
“Cada cierto tiempo ambos evaluaran los avances realizados, el grado de implicación en el proceso y la eficacia de éste” señala la técnico, estas evaluaciones permiten adaptar el itinerario a nuevas situaciones o necesidades de la persona usuaria.
Es importante reseñar que el protagonista del proceso es siempre el trabajador. La duración del proceso viene determinada por las necesidades del usuario/a, aunque el final puede llegar por varias circunstancias: abandono de la persona usuaria cuando ésta lo manifieste así o porque se haya conseguido el objetivo propuesto.
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