La población de este insecto en la Comunidad de Madrid no es especialmente alarmante, pero merece un espacio en “amenazados” primero por su especial relevancia, ya que es una bella mariposa endémica de nuestro país, y segundo porque la gran sensibilidad de los insectos a los cambios en el medio hace que la alerta nuca acabe de desaparecer.
De ello hablamos con Santiago Soria, investigador especialista en Graellsia y colaborador de la Comunidad de Madrid en la conservación de esta especie. Soria advierte especialmente de que la conservación de insectos como éste está en la mano de todos y cada uno de nosotros: no sólo cuidando del medio, sino por ejemplo no acabando con ejemplares en oruga que parecen no gustar pero que luego se convierten en algo tan bonito como esta mariposa.
En cualquier caso, aunque no es nada fácil avistar una de estas mariposas isabelinas, ahí van algunas pistas: por la noche, naturalmente, en la sierra de Guadarrama y con mucha paciencia. Sólo un dato: se estima que hay quince ejemplares por hectárea en su zona de reproducción.
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