Si nos paramos a saborearlo, resulta que es toda una experiencia acercarse a nuestro colegio electoral, elegir la papeleta, presentar el DNI mientras tachan nuestro nombre de la lista e introducir nuestro sobre en la urna después de que el presidente de la mesa cante, con cierto regusto a ejercicio democrático, ese “vota”.
Muchos ejercen ese derecho con entusiasmo mientras que otros lo hacen con desidia o estoicismo. Pero para alguien que, como Violeta, vota por primera vez, este simple gesto adquiere una relevancia importante.
Pero para los presentes en la mesa, esos ciudadanos que tienen que estar pendientes de que las votaciones se desarrollen con normalidad durante todo el día también es toda una aventura.
Están al pie del cañón toda la jornada cuidando ese tesoro de cristal en el que depositan su ilusión los votantes.
No es fácil, y por eso Loren, interventora de Izquierda Unida, se acerca cada vez que se celebran unas elecciones a su colegio de Fuenlabrada, el Salvador Dalí, con un plato de pestiños que ha hecho ella misma para endulzarles la experiencia. Lo hace desde hace más de diez años.
Y es que es habitual que los vocales de las mesa se encuentren con casos curiosos de vez en cuando que, por lo menos, les obligan a repasar la lista un par de veces.
Sin ir más lejos, en Fuenlabrada, nos hemos encontrado con dos ciudadanos que han votado bajo el mismo nombre: Manuel Robles. Uno es el candidato del PSOE y el otro… no, pero seguro que se lo han preguntado.
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