Neil Armstrong bajó la escalerilla desde el módulo lunar muy despacio, describiendo el bello y mortecino paraje de la superficie selenita mientras el globo azul terráqueo, lleno de vida, le contemplaba expectante.
“Es un pequeño paso para el hombre”, dijo, “pero un gran salto para la humanidad”, y se dejó caer, posando el pié sobre la arena. El hombre había llegado a La Luna.
El 20 de julio de 1969 pocos eran los que no estaban delante de la televisión o pegados a la radio. Todos querían ser testigos de aquel momento histórico. Y usted… ¿cómo lo vivió?
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